Las agencias tienen un conflicto de intereses inherente, ya que su modelo de negocio depende de colocar a sus estudiantes en aquellas universidades que les pagan comisiones (no todas las universidades ejercen este tipo de práctica). Por tanto, tienen pocos incentivos para recomendar las muchas universidades que no trabajan con agencias, incluso cuando esas instituciones puedan ser una buena opción para el estudiante.